martes, 22 de febrero de 2011

Devuelta al camino





El absurdo se mezcla con lo grotesco, se hace rutina patética, en los hombres que dominan el mundo.
Un primer ministro se jacta de sus deslices sexuales y los hace publicos sin pudor.
Un avión militar llega a un país del fin del mundo trayendo armas y drogas para el entrenamiento de sus fuerzas policiales.
Un pueblo en la calle termina con una dictadura de 40 años.
En una pared pintada del Gran Buenos Aires leo…”Terminemos con la pobreza, no con los pobres”.
En mi cabeza millones de voces se hacen oír, unas lloran, otras claman, gritan, se pelean, pero entre todas reconozco una voz. Es la suya, leyendo un poema que los tiempos modernos quisieron olvidar.
Y se vuelve sombra y me persigue calle abajo, pero me detengo y ahora yo la persigo, intento abrazarla y besarla, pero soy solo eso, una sombra oscura en su pasado.
El poeta recoge lágrimas dulces en un pañuelo blanco, desgrana su poesía en un papel.
Se traga su ausencia, deja llorar su corazón, implora por su muerta y decide seguir sus pasos.
Bebo de mi copa ya casi vacía, y en el fondo de esa copa busco a mi musa pérdida, intento por todos los medios recuperar su imagen, pero otra vez soy segado por mi maldición.
El reloj marca las horas, no se puede detener avanza buscando el futuro, y convirtiendo el presente en olvidos, qué como tacos altos acompasadamente se pierden por los caminos.
Una estrella fugaz deja una estela en espirales serpentinas, el polvo mágico semeja papelitos en el aire, se vuelve a iluminar el cielo de mi tierra, otra vez es carnaval.
Así otro día, otro cigarrillo, otra vuelta de página sin poder escribir.
Doblo el diario, me levanto y camino pesadamente, lo dejo en un cesto de basura y me pregunto ¿Por qué nadie publico mis noticias el día de hoy?