viernes, 30 de diciembre de 2016



 Un breve cuento de Navidad

Cada navidad es distinta y es igual. Cada navidad nos lleva al reencuentro o a la desilusión. Cada copa que levantamos, cada deseo que soñamos  a viva voz, porque  son la continuación de nuestra esperanza intacta, porque algún día, lo sabemos, lo lograremos. Entonces Él, brindo con los amigos, levanto su copa por los que no están  y llevo su mirada  al cielo. SI aquel cielo infinitamente oscuro y brillante en lucecitas de un azul intenso que solo se ven en las tierras del sur. Son estrellas únicas colgadas en un manto tan oscuro como la tinta china en una hoja de un  blanco papel. Y son  irrepetibles a los ojos de cualquier observador.  Y él, era un excelente observador, de la vida misma y del cielo de su tierra. Se despidió de los amigos y pronto salió de la ciudad de Paysandú, tomo la ruta y comenzó a buscar el puente internacional, ya lejos de las risas y los brindis sabía que su destino era la mítica Buenos Aires .Pero ¿porqué volver allí? Nadie le espera, nadie le extraña, ni siquiera un perro demente y rabioso de soledad y aburrimiento dispuesto a entregarle su amor. Tampoco el   espera encontrarse nuevamente en aquel viejo  portal del barrio de Boedo.
El lunes…, el lunes, será un día igual a los demás, su viejo escritorio, y aún, una más vieja computadora lenta. Lenta como el origen mismo de las cosas.  O en este caso de los trámites por firmar. Papeles en blanco, sellos desgastados por el paso del tiempo y un cenicero lleno de puchos a  medio terminar. Así, como lo dejo antes de su breve viaje al Uruguay.
Lo que él no sabe, es que Roció si le estaba esperando. Al verle se ruborizo un poco, pero esto no le impidió acercarse y encararlo como nunca antes lo había hecho. Insistió con sus preguntas y él se sintió afortunado y descolocado. Siempre la había visto como un ángel lejano, siempre la llevaba presente, pero nunca podía permanecer más que unos breves instantes a su lado .El trabajo, el ritmo demencial de la oficina y las obligaciones por cumplir. Todo siempre en su contra. Pero esta vez ella estaba allí, y en un descuido cargado de emociones  en medio de la conversación. Al menos dos veces más, beso sus mejillas. Nerviosa forma y a la vez emotiva saludándola como jamás, nadie antes le había  dispensado un saludo. Torpe se sintió, pero feliz en medio de una conversación con  rutinas en las palabras y con sinceridades en los hechos.
La despedida de siempre la urgencia por el trabajo y ese dulce encuentro que permanecerá en la memoria hasta la próxima navidad. Porque un Ángel por un instante le reconoció entre tantos y tantos seres en este, hoy, bendito mundo.
Y su sonrisa, nadie ya, le podrá quitar.

domingo, 25 de diciembre de 2016



Un cuento
Hace años que me siento en la escalinata de la Facultad de Ingeniería. Aquí dicen que quien cuenta las columnas del edificio jamás se recibe. Por suerte no es mi problema, pues no soy un estudiante y llego hasta aquí gracias a mi lazarillo, Sultán, y mi blanco bastón. Hace  ya bastante tiempo que perdí la visión, pero no me quejo otros sentidos como el oído y el olfato se desarrollaron en mi persona, tal el caso, de por ejemplo mi sensibilidad en mis manos. Por que cuando puedo tocar, sea una persona o un paisaje, ejemplo un árbol, veo su imagen como cualquier mortal. Si es así como lo conocí a Él una tarde cualquiera de un mes que ya no recuerdo se acerco queriéndome prestar ayuda. En realidad a partir de ese momento quien le presta  ayuda soy yo. Pues la confianza nació en su tono de voz, en sus silencios y en sus perfumes. Así tarde tras tarde, fue contándome su penar y yo ansió escuchar esa historia que le pertenece a él y sin embargo le es tan lejana,  y yo lentamente me involucro en su historia y comienzo a hacerla mía, siempre respetando mi lugar. Porque a través de sus palabras conocí una joven y hermosa mujer. En sus palabras encontré el tono rubio de su cabello, ese amarillo que cubre los trigales en primavera. También supe de sus ojos claros, Que se tiñen de cielo como las aguas de los lagos del sur. Supe que esos mismos ojos cuando se encoleriza se tornan grises, y que a su vez cuando unas lágrimas humedecen sus pupilas oscurecen y se apagan como tormentas de verano. Hoy  espero ansioso que me cuente nuevamente de Ella, entonces dice.-Ella hoy vive un gran momento, con sacrificio y algunas lágrimas obtuvo el objetivo que se había planteado, cerrando un año con un nuevo título de post grado. Muchos han reconocido su esfuerzo, pero solo ella sabe cuánto esfuerzo le ha costado, por eso disfruta y sonríe y goza cada momento con la frescura de su eterna juventud.
Entonces me la imagino, porque es cierto no la he visto, tampoco la conozco, pero la imagino joven y audaz. En tanto  mi amigo, cuando habla de ella, adivino que se ruboriza por el tono de su voz y por la pausa que hace cuando insisto en que me la describa. Quisiera verla por un momento y quisiera que me brindara esa misma sonrisa que le brinda a él, en cada encuentro casual. Pero la verdad es que es su historia y no la mía. Entonces con alguna escusa vuelvo a mi departamento, con la ayuda de Sultán y mi bastón, me hago unos mates. Me siento en mi máquina de escribir y eternizo esa historia que me es tan propia y sin embargo me es  tan ajena. Y en el silencio de mi departamento vuelvo a creer en el amor. Gracias a  Ella  y  Él.

jueves, 15 de diciembre de 2016



Y aquellos otros, los que visitaron mi corazón, nobles caballeros, dignas damas, con entrega sincera entrando como una quimera, abriéndose paso como Ángeles antes de que muera.
Fuego rojo que encendió mi alma que reinvento mi espíritu, dándole sentido al flujo continúo de mi sangre anárquica.
Llegaron a cada rincón de mi cansado corazón para llenarme de sueños en vendavales de actos y palabras.
Acariciaron mis heridas, curando mis sangrados delirios, cicatrizando los dolores, con vasos de vino, besos y flores.
Jamás conocieron la mezquindad, el egoísmo o la traición, de pie soportaron el momento en que me sentenciaban, los sistemas. Allí estuvieron cuando mi rebeldía se perdía en palabras quemadas por una hoguera.
Presenciaron a mi lado, sosteniéndome firme, cuando por la alcantarilla donde los corruptos roedores habitan,estos se tragaban mis papeles, mis versos y mi dicha.
Solo ellos se quedan, cuando la ignorancia del común, niegue mi existencia.
Solo ellos son legítimos herederos de mis sueños.
Por ellos escribiré en las paredes del infierno, ¡Gracias amigos, por haberme entregado su corazón, cuando todo ya parecía perdido!
Gracias por su voz amiga, franca, simple, sencilla, palabra que brota de su  enorme corazón aguerrido de los que no se vencen ni aun vencidos.

sábado, 10 de diciembre de 2016



¡Fa Loco!

Hace unos días los volví a ver.
¡Fa loco!...El tipo, esta hasta las manos.
Algunas veces desea romper con las formalidades y otras se muestra acartonado.
Le he visto mirando al cielo, queriendo evitar caer en el embrujo de sus ojos claros.
Pero a su vez ardiendo por dentro, esperando que esos ojos le quemen las entrañas.
Ella por mera cortesía acepta su presencia, o al menos así lo ha manifestado.
Sé que se evitan, se que se buscan, se que en sus sueños no se encuentran, que la rutina los maltrata y que en un viejo reloj maldito en soledades, sus horas pasan.
Maduros, con corazón infante. Bastan un roce en sus mejillas, un saludo visto por el otro como distante y ese contacto en la piel que en los gritos del silencio, pide, abrázame.
Así la magia del ilusionista, así el truhan y la princesa.
El recordando cada momento y ella atesorando palabras.
Hasta que un día, un día cualquiera en su habitación bajo sus sabanas, otro rompa el conjuro.
Y la vida y el destino, sin pedir disculpas marquen nuevos caminos.
Claro está, que mientras dure, volveré a ver a ese hombre y a esa mujer y ellos, solo ellos pueden darme una razón para entender que la vida es una sucesión de hechos que escapan a la razón y se acercan peligrosamente al corazón.
Mientras tanto, agradezco a mi destino ser mudo testigo de esos momentos.




viernes, 9 de diciembre de 2016

Contrato


 Art 1
Claro, nosotros, simples  mortales, algunas veces pensamos en ello. Espero que comprendas es que tu eres omnipresente, omnipotente e inmortal. Aunque eleve mi mirada al cielo, la verdad es que no sé donde estas. Capaz, no mas, estas sentado al lado mío. Y yo hablándole a una maquina moderna, una PC ¿Sabes? Claro que lo sabes, tú lo sabes todo. Bueno la cuestión es que para irme no quiero nada grandilocuente .Por lo que podemos ir evaluando si no te importa algunas maneras, ¿si es que podemos negociar?  Formas hay muchas, pero prefiero algo sencillo  e inolvidable si es posible, que se quede en la posteridad, porque salvo los familiares directos y los cobradores, nunca nadie sabe que nosotros pasamos por esta vida. Entonces te cuento. No me busques algo como esto.
No me gustaría ser un japonés, porque sabes que a ellos cuando les va mal igual se te hacen un haraquiri en una plaza pública. Y eso de irse con honor es medio loco, lindo, pero loco, inolvidable, pero loco. Pero bueno evitemos eso.
Algunas veces pienso que una bala me va a alcanzar, lo que no puedo determinar si el sicario lo va a pagar el sindicato o la patronal.
Podría ser que un simple mal viviente termine conmigo en una esquina sucia esperando poder llevarse mi celular.
Un final entra fierros retorcidos en un accidente de auto  es algo morboso. Con bomberos policías y cámaras de televisión. No es mi idea de ser protagonista en el noticiero de las 10.
Tal vez, y que nadie mire para un costado, me alcance un marido celoso escapando semidesnudo de la cama de mi amante. Un cuchillo que habrá mi garganta no se ve tan mal. Solo, que como comprenderás la sangre me impresiona un poco. Y ensucia de tal forma que después es difícil de lavar.
Pensé en una cama de hospital, pero fíjate que  son tan caprichosos que te enchufan cables por todos lados. Te abren,  te cosen, te ponen mangueras por la boca y cánulas donde encuentren una vena o una arteria.
La verdad irme bajo tortura tampoco lo veo bien. Y si para colmo a esto le sumas, un monitor marcando un triste ¡beep! Ante la mirada  una empleada municipal mientras se pinta los ojos,  y está viendo como me hundo en arcadas intentando pasar al otro lado.
Es muy rutinario como para mí.
Yo en realidad, pienso, ¿si me lo permites?, que sería bueno y mucho más sencillo irme en su cama, viendo por última vez sus ojos de cielo reflejados en mis pupilas, respirando en sus pechos firmes,  y cerrando los ojos para no abrirlos nunca más, claro, después de hacerle el amor.
Art 2
Entonces,  si llegamos a un acuerdo, puedes firmar aquí debajo, al lado de mi firma.
Está bien, no me importa puedes firmar con tu pseudónimo. Siento que no tengas  numero de documento, así que ese espacio no lo llenes, déjalo vacío, como tantas otras cosas que dejas sin llenar.
 Art 3
 Algo mas, perdón, perdón…me olvidaba. Por favor, debes saber que no tengo apuro, porque… se haga tu voluntad.