domingo, 23 de julio de 2017



LOS MIL DEMONIOS
Dante llevaba una vida tormentosa como su homónimo, tanto es así que siempre me costó sacarle una confesión respecto a su actitud frente a la vida. Sin embargo en cierta ocasión gracias al bar del gallego y unas cuantas copas de más, me conto esta historia personal. No sé si es verdad o si simplemente me la conto para estirar la madrugada. Para que, con un vaso de vino en la mano y un amigo que lo quisiera escuchar poder desprenderse de eso que tanto lo martirizaba. Denme un minuto de sus vidas para que  les cuente lo que Dante aquella noche me conto, entra humo de cigarrillos y vinos baratos en el invierno del 92.
Comenzó diciendo así
“Me costó abrir los ojos, y entonces me di cuenta que estaba en una silla. Y frente a mí, algo así como un tribunal. Reconocí de inmediato a cuatro mujeres que rato después oficiaron como Fiscales, lo peor es que me  acusaban  de situaciones que creí haber olvidado. Antes  de que pudiera tomar conciencia de lo que ocurría, ya Marinéala tomaba la palabra y decía más o menos así.- El hombre que acaso ven sentado allí fue mío durante un tiempo, en la torpeza de su juventud no entendió que solo pretendía un poco de entretenimiento. Pero el con sus palabras logro enamorarme, aunque finalmente debí elegir y opte por la seguridad de un hombre mayor y de éxito, pues fue una buena decisión .Al compararlo  al soñador y utópico muchacho la opción era solo una. Es culpable por intentar enamorarme y por su ingenuidad frente a la vida. ¡Que se queme en el infierno una y mil veces! El rumor lleno la sala y un golpe de martillo le dio la palabra a Ludmila._ Dos hijos varones tengo con este hombre, sus palabras llegaron a mi corazón con la fuerza de una flecha y luego se diluyeron como agua entre mis manos. Le dedique una vida, y me rompió el corazón. Es culpable de dejar en mis manos su corazón. ¡Que se queme en el infierno una y mil veces! Tomar conciencia de sus palabras me partía el alma, juro que la ame pero…El silencio vuelve cuando toma la palabra Lala ella dijo así_ Tanto hablo de mi que creí que sería el amor de su vida pero la diferencia de edad y mi inexperiencia me llevaron a  cometer un error, tuve hijos con otro y me aleje sin mirar atrás. Es culpable por no luchar por mi amor. ¡Que se queme en el infierno una y mil veces! Pero aun faltaban las palabras de Mirna resplandeciente como siempre decía._ Este inepto, intento seducirme, con sus palabras, gracias a Dios mi experiencia me llevo a negarme al encanto de sus palabras. Me aleje comprendiendo que nada podía unirnos. Es culpable de sus sueños utópicos. ¡Que se queme en el infierno una y mil veces! Yo ya tenía los ojos bien abiertos, era consciente de todo lo que allí sucedía y las veía con la misma pasión con  que las vi a cada una de ellas la primera vez. No era difícil imaginar el final, pues la condena, se olía en ese lugar. Pero me negaba acerrar los ojos, pues sabía que si lo hacia una y mil veces iba a repetir los errores de mi vida. Y eso, solo por que las ame sin reparos ni tapujos. Al bajarse el martillo de quien hacía las veces de juez comprendí que los mil demonios, se burlaban otra vez de mí.”
Dante levanto su copa una vez más, su emoción le apretaba la garganta, sus ojos llorosos mojaban su rostro como la carita del niño que no encuentra a  su mama. Entonces dije, _ llora hermano, llora tus penas de amor. Brindemos otra vez que yo puedo seguirte  hundiéndome junto a ti, en tus penas y en el alcohol. Para eso están los amigos, los bares, la soledad, el viento  y la lluvia del sur.

sábado, 15 de julio de 2017








Claribel, no paso por la habitación de la Abuela por unos días, solo preguntaba cómo estaba ella y luego continuaba con su rutina.
Entre la facultad, el trabajo y algunas salidas, vivía su tiempo a las corridas.
Sin embargo una noche, intrigada por lo que le había contado la Abuela, regreso a aquella habitación.
A pesar de los achaques la Abuela no era de las que se quedaba sentada en la cama o en la mecedora, cuando escucho los golpecito que daba su nieta a su puerta,  la invito a entrar.
_ ¿Como has estado mi pequeña?
_Bien, ¿y tu Abu?, perdona por no haber pasado por aquí antes, pero tú sabes
_Si, lo sé, los jóvenes no tienen tiempo para los viejos.
_! ! ! Hay ¡no seas así abuelita, ya ves estoy aquí y la curiosidad me mata.
Quiero saber más de los mates, de los mails y de ese hombre.
_Hijita ya soy una vieja y no todos mis recuerdos son exactos.
_No importa, puedes intentarlo,…si…por favor.
_Bien, bien ya recuerdo, lo último que me preguntaste, fue como se llamaba, y a decir verdad no lo recuerdo.
_ ¿Abuela no lo recuerdas, o es que acaso no quieres hacerlo?
_! ¡Hay nena!, no quieres que te hable de Sergio, ese hombre sí que era un ganador, era sexy, inteligente y seguro de sí mismo.

domingo, 9 de julio de 2017

No lo sé, no creo, me llamaba su musa inspiradora, y me escribía y escribía mail y más mails, casi es así que hasta me sentí arrepentida de haberle pasado mi correo electrónico.
 A decir verdad era un loco, un paranoico, un soñador, por lo pronto un fracasado.
Puedes entender que no me importaba un hombre viejo cuando yo estaba en plena juventud, acaso tendría veinte y tantos años.
 Solo hablaba y hablaba de la libertad, del horizonte, de nuevas primaveras, del hombre nuevo y que se yo cuantas tonteras mas.
Pero, nena , vos sabes que la abuela siempre fue una mujer divertida y practica así que habiendo tanta oferta de jóvenes como yo, y conociendo hombres seguros de sí mismos y con proyectos que no morían en castillos entre las nubes, lo escuchaba sin prestarle atención.
Recuerdo y ahora que lo traes a la memoria que fue antes de la guerra, que este hombre viajo a su país
Y al regresar traía consigo estos dos mates, bien sabes tú. Que uno tiene pintada la bandera de Uruguay y el otro es la cara del "Che".
 Yo no estaba para reflexiones, así que acepte el obsequio para no herir sus sentimientos.
La nieta interrumpe el relato porque nota que la pobre comienza a quedarse dormida
_Abu quieres seguir contándome mañana, pues ya es tarde tengo que cenar y ponerme a estudiar, si quieres te llevo a la cama.
Dicho esto acerco a la anciana hasta la cama y al darle un beso en la mejilla soltó una última pregunta antes de retirarse de la habitación.
_ ¿Abu, como se llamaba ese hombre?
_Me creerías, si te digo que lo he olvidado...


domingo, 2 de julio de 2017



Aquí les va un cuento nuevo. se los iré pasando en capítulos semanales. Ojala les guste

CLARIBEL 

La anciana se sentó casi con torpeza en su mecedora, las piernitas hoy chuequitas hacia adentro se acomodaban de a poco y con bastante esfuerzo. Esas piernas habían hecho delirar a  muchos jóvenes de su época, esas piernas habían bailado todos los ritmos de su juventud, así como el tango y el valet. Hoy apenas si podían sostenerla de pie, aquellas manos delicadas delgadas y finas hoy eran un manojo de temblores que la artritis habían deformado, esas manos supieron brindar caricias y prodigar mimos tan bellos como el que acaricia un niño, como las mismas manos que hoy acarician a la joven nieta, aunque temblorosas se brindan en amor.
De aquel cabello casi oscuro como la noche, el reloj ha dejado paso al escaso blanco que hoy cubre su cabeza, aquella cabellera larga y abundante que solía sacudir al coquetear  se fue perdiendo en los salones de baile.
Sus finos labios aun conservan, la forma traviesa con la que hacia morisquetas al querer hacer reír, y  aunque su voz no se apaga sigue siendo fuerte y segura como en su juventud.
Mientras la empleada ordena un poco aquella habitación, la abuela, es observada en silencio por su joven nieta, esa muchacha que tanto se le parece en su juventud y que hoy llena sus días con sus locuras y bromas que solo ella le puede hacer.
Será que la naturaleza insiste siempre con la tercera generación.
También esta husmea entre las cosas de la Abuela mira con atención, detiene su mirada en fotos viejas, o en objetos que adornan la repisa, ángeles que pertenecieron a  fiestas de bautismo, viejos discos que hoy ya nadie escucha, a no ser los que suenan cuando algo entristece el alma  de la anciana mujer y entonces busca  en aquellos tangos un poco del ayer. Claribel  una vez más toma entre sus manos dos mates que descansan hace años sobre el escritorio, uno lleva pintado una bandera de Uruguay, y el otro, inmortaliza la cara del Che
La anciana estira su mano pidiendo a la joven que le entregue el mate que tiene en sus manos, esta accede y guarda silencio.
Hace bailar el mate en sus manos, lo gira hacia un lado y hacia otro piensa y luego pregunta.
_Que quieres saber, Claribel?
_Bueno, Abu, ese mate tiene la bandera de Uruguay, es un país que ya no existe, en la facultad hemos estudiado algunos escritores de ese origen, pero todos sabemos que Uruguay hoy esta anexado como la Provincia del este, a la Argentina, desde el Río Negro hacia el sur, y hacia al norte el resto del territorio pertenece al Brasil.
_ ¿Abu, como llego ese mate a tus manos? ¿Y el otro...y esas cartas?
_Espera no seas ansiosa, vamos por partes, ¿te parece?
_Dale contame
_Bien hace ya muchos años, mira lo que te cuento, de cuando la abuela trabajaba, parece mentira,
Bien decía que cuando trabajaba en el lugar, había muchos hombres, .No le digas a tu mama, pero más de uno se orinaba encima cuando me miraba, más de uno me propuso, entregarme su amor, ya sabes..., verdad? jajá.
Entre risas la joven sugería!!Abu, que no te escuche mama!!
 Bien te decía entre todos había un hombre viejo al que nunca pude terminar de descifrar.
_ ¿Estaba enamorado de vos Abu?