martes, 25 de enero de 2011

HOMBRE SOLO



La ignorancia del anarquista lo puso contra las cuerdas.
El pretendía saber de todo, y su voz repetía una y mil veces la palabra libertad, mas no supo comprender, ni supo sentir eso que los hombres llaman amor.
Mirar de frente era su orgullo, utilizar la palabra como arma tajante su desafío, su valor en sus acciones se perdía en una sociedad abulica, pretendiendo no ver lo que sus gritos imploraban.
!!LIBERTAD, JUSTICIA !!
Llego a cumplir los años que la vida le entregaba, mas no creían posible que tuviera tantos años.
Los hombres sentían que en cualquier momento se caía, más que eso lo deseaban, querían ver a aquel que pretendía ser distinto.
Apostaban, que era un corrupto mas, apostaban que era capaz de venderse, apostaban contra su moral.
Pero el se mantenía firme no daba brazo a torcer y se consumía en la soledad de su lucha.
La cárcel lo sorprendía una y otra vez, y una y otra vez volvía a la calle, tal vez sumando alguna nueva cicatriz, pero ya no en su cuerpo, las cicatrices mas profundas comenzaban a herirle el alma.
Solo aquellos ojos que lo pretendían ignorar, lo hacían fuerte.
Esa mirada que no acompañaba las palabras de una boca que le condenaba y lo censuraba
Solo eso ojos decían la verdad, pero el código de aquellos ojos, el no se atrevía a descifrar.
Sera por eso que nunca comprendió la simpleza de la vida.
Sera por eso que nuevamente estaba solo,
Sera por eso que lejos muy lejos, alguien también le recuerda en soledad.

viernes, 7 de enero de 2011

CINCO DE LA MAÑANA

Son las cinco de la mañana, en cualquier lugar del mundo, un escritor solo frente a su maquina, detesta la idea de haber perdido la musa inspiradora.
Enciende un cigarrillo, mientras bebe un café, cierra los ojos y recuerda por un instante un encuentro con el Peregrino.
Este en cierta ocasión le decía.
"_Amigo, la vida es corta, pero solo los caminantes saben mirar para atrás y reconocer el camino andado, pero tienen la convicción de que todavía hay mucho camino por delante para recorrer.
Son los que saben que las utopías están cerca del horizonte y caminan hacia el futuro con la seguridad del que siempre llegara."
Luego hace una pausa, le mira, escruta con su mirada, vuelve a beber satisfecho de haber ofrecido a su amigo una respuesta a la incógnita eterna del pensador que requiere una respuesta para vivir. El escritor recuerda con placer aquellas palabras que le dejo su amigo en aquella ocasión, recuerda el buen vino que bebieron y se detiene en su mirada, comprende que ese lenguaje muchas veces dice mas cosas que mil palabras.
Entonces siente que el lenguaje de las miradas es tan fuerte como aquellas mil palabras que jamás se dicen, o que nunca se encuentran.
Ve con claridad, la mirada del asesino, que tiene ceguera en su mirada, ve la mirada de la víctima pidiendo clemencia antes de caer.
Ve la mirada del niño, que refleja la dulzura en los brazos de su mama.
Miradas...... millones de miradas, las del arrogante, las del envidioso, las amigas, y las fulminantes de los enemigos.
La mirada del perdón, la que baja un poquito para pedirlo, la mirada del adiós y la mirada del reencuentro.
La mirada de la envidia, la del cómplice amigo que nos ayuda.
La del destierro, la mirada de las cosas perdidas.
Pero están las de la esperanza, las miradas felices.
La mirada de la novia, la de la madre que espera, y la del padre que nos enseña.
Y son tantas y tantas como los reflejos de la luna.
Entonces el escritor en este momento recuerda dos de las más importantes miradas.
Recuerda un Cristo crucificado, mirando al cielo, preguntando. ¿Padre por que me has abandonado?
Y también recuerda otra mirada, esta sagaz e inteligente, de uno de los hombres mas brillantes del mundo.
Dicen, que Pablo Picasso, frente a un oficial nazi, que pretendía llevarse su pintura, elogiando con ánimo de quien sabe de arte, observaba con atención la referida a Guernica, le decía algo así.
_Debo felicitarlo, lo que usted a hecho es fantástico captar las expresiones en estos hombres y reflejarlas con el pincel en una tela, son una obra maestra.
Agrego el oficial, con una pregunta._ ¿Como lo hizo?
Simple, sencillo, directo e inteligente, mirando a los ojos, el gran Pablo contesto.
_Yo no lo hice, lo hicieron ustedes.










WALTER
(facundotabare)

jueves, 6 de enero de 2011

Esos ojos


Existe un concepto casi universal, nacemos siendo la mitad de un algo que desconocemos, así las cosas de pronto llegamos a la vida solos. Allí comenzamos un viaje creyendo que en algún lugar encontraremos la mitad que nos fue negada al nacer, el viaje es largo, y la vida nos regala alegrías, nos depara tristezas, y nos roba nuestro tiempo.
Por fin estamos listos para dejarla y entonces enfrentamos el regreso solos, como cuando nacemos.

"Subo al auto y pronto estoy en una ruta, las luces amarillas marcan el camino que es largo y sinuoso, enciendo la radio y escucho a Ismael Serrano.
Desgrana sus versos con la calidez del poeta solitario.
Tiene la fragilidad en el alma, lleva el compás en sus temas hablándole al amor, a la soledad y a la libertad.
Es así como me va quedando uno de sus versos en la cabeza,"...Los que ayer morían en Bosnia, ahora mueren en Bagdad........"
Tomo el volante con la mano izquierda, busco un cigarrillo y lo enciendo.
Detrás de la llamarada del encendedor surgen unos ojos color de miel, que me observan, en silencio.
Son los ojos de un ángel, por un instante me agobian, me avergüenzan, bajo la mirada, vuelvo la vista al camino y aun están allí.
Viajo solo, pero esos ojos van conmigo, ¿es ángel o es demonio?
Ahora veo con claridad esos ojos que sostiene su mirada en la mía.
Pero algo sucede, pronto están rodeados de coyotes hambrientos, y estos aullándole a la luna intentan seducir esa mirada.
Esos ojos se dejan llevar por las ansias de la juventud, entonces se pierden bajo la luz de la luna para alejarse, y comienzo a darme cuenta, estoy seguro que ya no me verán más.
No comprendo, y aun así a lo lejos, continúan mirándome. ¿Por que?
Intento olvidarme, cierro los míos, dejo que de los versos de Machado inunden mi ser, canto a viva voz,..."para la libertad, sangro, lucho, y pervivo, para la libertad, mis manos y mi sangre.........".
Vuelvo a mirar, y el camino sigue allí, el cuenta kilómetros marca ciento sesenta, y aquellas luces amarillas tienen un final, busco en el reflejo del retrovisor, y esos ojos vuelven a mí.
Quiero que se queden, que me acompañen, pero así como esas luces brillantes amarillas que iluminan el camino desaparecen, así tan pronto como surgieron, tan bruscamente se van, abandonándome.
Ahora son las luces altas de mi auto las que me llevan, apago la radio y el silencio es un fuerte ruido que solo se corta con el zumbido del viento de la madrugada, busco otro cigarrillo y siento como la noche oscura abre sus fauces y me traga en el medio de la nada.

miércoles, 5 de enero de 2011

Sendero

Vivía en la oscuridad, algunas veces destellos de luz lejanos le daban color a su vida.
Desconocía su rostro, como el color de sus ojos, desconocía su ser que en las tinieblas no importaba a nadie.
Solo la sensibilidad de sus dedos le daba una idea aproximada del mundo que le rodeaba.
Hasta que un día percibió una luz a lo lejos y con dificultad camino hacia ella. Solo un pasa manos de un metal frío, era la guía que lo llevaba hasta aquella luz, su paso era lento pero seguro. Su ansiedad aumentaba mientras aquella luz agrandaba su curiosidad. Tiempo después estuvo frente a una puerta entreabierta y el fuerte color blanquecino casi dañaba a aquellos ojos que acostumbrados a la oscuridad comenzaban a percibir de otra manera.
Con los ojos apenas entreabiertos divisaba una escalera que se dirigía hacia arriba sin ningún sentido, sin ningún cartel que indicara que había allí.
El hombre buscaba respuestas ante lo desconocido y fue por eso que un fuerte impulso lo hizo correr hacia arriba.
El corazón se agrandaba con cada latido, la respiración se dificultaba y los ojos ya acostumbrados a la luz querían saber que encontraría al final de aquella escalera.
Una amplia salida lo enfrentaba con un desconocido mundo, que sin embargo le resultaba familiar.
Miles y miles de personas se abrían paso por una tierra que se encaprichaba en someterlos.
De a poco intentaba encontrarle un sentido a todas las imágenes que sus ojos percibían,
Y eso solo, eran corridas, golpes, robos, estallidos, dolor, mucho dolor en aquellos hombres. Cada noche se disfrazaban de civilizados en sus hogares, y junto a sus familias se lamentaban de los horrores que la televisión en sus noticieros les brindaban. Pero aun así, solo esperaban con ansiedad el día siguiente para salir a las calles dispuestos a matar o morir.
Algo distinto lo detuvo por un instante, una joven sentada, con su mirada perdida dejaba que el viento acariciara su cabello.
Al acercarse se dio cuenta que no tenia la mirada perdida, su mirada estaba concentrada en el horizonte lejano.
Al principio solo se quedo mirándola, no se atrevía a hablarle, pero la paz que emitía su actitud parecía despertarlo lentamente.
Era el tiempo de reconocerse y reconocer a aquella joven.
Solo cuando estuvo seguro de quien era se atrevió a preguntar.
_ ¿Quisieras acompañarme?, quiero llevarte lejos de los mercaderes de la miseria, de los reyes del odio y la muerte, lejos de los señores de la guerra.
_ ¿Me acompañas?
Ella guardo silencio y fue entonces que por un instante desvío su mirada y la dirigió al desconocido.
Entonces dijo _ Si te acompañara a ese lugar me vería privada de emociones, desconocería la ira y por ende la rebeldía.
Si, es verdad ellos me hacen mal, pero sin ellos mi vida no tendría sentido.
Tu debes seguir tu camino, por eso te he despertado, se quien eres y se cual es tu sendero, no te detengas por que al final de él me volverás a encontrar.
Entonces comprendió, que no necesita documentos, ni números que lo identifiquen. Es el, el viejo anarquista, el mismo que siglo tras siglo se repite en los hombres que la buscan.
Ahora sabe que esta parado frente a ella, se da cuenta, esa joven es La Libertad.
El tiene los años viejos y los sueños jóvenes lleva en sus entrañas la sangre rebelde de generaciones, y en su mochila tiene las voces de la ilusión, lo empuja la esperanza, y no lo atan cadenas, es libre pájaro libertario-
Emprende su camino ya con los ojos bien abiertos, no le teme a los desafíos sabe que al final los hombres comprenderán, sabe que al final la encontrara, sea en esta vida o en la próxima.
Por que ella es motivo de su constante caminar.
Se asegura así mismo y lo grita con pasion
_ !Libertad!, voy nuevamente a tu encuentro_

Caminanate

Vivía en la oscuridad, algunas veces destellos de luz lejanos le daban color a su vida.
Desconocía su rostro, como el color de sus ojos, desconocía su ser que en las tinieblas no importaba a nadie.
Solo la sensibilidad de sus dedos le daba una idea aproximada del mundo que le rodeaba.
Hasta que un día percibió una luz a lo lejos y con dificultad camino hacia ella. Solo un pasa manos de un metal frío, era la guía que lo llevaba hasta aquella luz, su paso era lento pero seguro. Su ansiedad aumentaba mientras aquella luz agrandaba su curiosidad. Tiempo después estuvo frente a una puerta entreabierta y el fuerte color blanquecino casi dañaba a aquellos ojos que acostumbrados a la oscuridad comenzaban a percibir de otra manera.
Con los ojos apenas entreabiertos divisaba una escalera que se dirigía hacia arriba sin ningún sentido, sin ningún cartel que indicara que había allí.
El hombre buscaba respuestas ante lo desconocido y fue por eso que un fuerte impulso lo hizo correr hacia arriba.
El corazón se agrandaba con cada latido, la respiración se dificultaba y los ojos ya acostumbrados a la luz querían saber que encontraría al final de aquella escalera.
Una amplia salida lo enfrentaba con un desconocido mundo, que sin embargo le resultaba familiar.
Miles y miles de personas se abrían paso por una tierra que se encaprichaba en someterlos.
De a poco intentaba encontrarle un sentido a todas las imágenes que sus ojos percibían,
Y eso solo, eran corridas, golpes, robos, estallidos, dolor, mucho dolor en aquellos hombres. Cada noche se disfrazaban de civilizados en sus hogares, y junto a sus familias se lamentaban de los horrores que la televisión en sus noticieros les brindaban. Pero aun así, solo esperaban con ansiedad el día siguiente para salir a las calles dispuestos a matar o morir.
Algo distinto lo detuvo por un instante, una joven sentada, con su mirada perdida dejaba que el viento acariciara su cabello.
Al acercarse se dio cuenta que no tenia la mirada perdida, su mirada estaba concentrada en el horizonte lejano.
Al principio solo se quedo mirándola, no se atrevía a hablarle, pero la paz que emitía su actitud parecía despertarlo lentamente.
Era el tiempo de reconocerse y reconocer a aquella joven.
Solo cuando estuvo seguro de quien era se atrevió a preguntar.
_ ¿Quisieras acompañarme?, quiero llevarte lejos de los mercaderes de la miseria, de los reyes del odio y la muerte, lejos de los señores de la guerra.
_ ¿Me acompañas?
Ella guardo silencio y fue entonces que por un instante desvío su mirada y la dirigió a al desconocido.
Entonces dijo _ Si te acompañara a ese lugar me vería privada de emociones, desconocería la ira y por ende la rebeldía.
Si es verdad ellos me hacen mal, pero sin ellos mi vida no tendría sentido.
Tu debes seguir tu camino, por eso te he despertado, se quien eres y se cual es tu camino, no te detengas por que al final de él me volverás a encontrar.
Entonces comprendió, que no necesita documentos, ni números que lo identifiquen. Es el, viejo anarquista, el mismo que siglo tras siglo se repite en los hombres que la buscan.
Ahora sabe que este parado frente a ella, se da cuenta, esa joven es La Libertad.
El tiene los años viejos y los sueños jóvenes lleva en sus entrañas la sangre rebelde de generaciones, y en su mochila tiene las voces de la ilusión, lo empuja la esperanza, y no lo atan cadenas, es libre pájaro libertario-
Emprende su camino ya con los ojos bien abiertos, no le teme a los desafíos sabe que al final los hombres comprenderán, sabe que al final la encontrara, sea en esta vida o en la próxima.
Por que ella es motivo de su constante caminar.
Se asegura así mismo.
_ Libertad, voy nuevamente a tu encuentro_