viernes, 26 de agosto de 2011


El sonido de la mirilla de la puerta metálica se abre y se cierra cada tanto, simulo estar drogado por las inyecciones que me aplican y me hamaco rítmicamente hacia atrás y hacia delante con la mirada perdida y dejando caer algo de baba por la comisura de mis labios.
No me engañan yo no soy su paciente, ellos son los míos, desde aquí puedo ver su mundo hueco y tormentoso, ausente de sensaciones, fácil simple y servido. Su mundo virtual no me atrae, apesta con el hedor de la mentira.
Se que no vale la pena detenerme a pensar en ellos, cuando una mosca enorme se posa, pesadamente en el dedo gordo de mi pie descalzo, el zumbido de sus alas es una amenaza, me mira con esos cientos de ojos con la atención del cazador.
Trago saliva y espero… solo tengo una oportunidad, es un desafío entre ella y yo, solo tengo que esperar a que decida atacarme.
Se prepara echando su cuerpo hacia atrás, lentamente casi imperceptiblemente los músculos de mi mano derecha se preparan para repeler la agresión.
Espero… y en un solo movimiento la atrapo, abro mi boca y la mastico, pero su sabor me es desagradable, la escupo, muerta, yerta, sin vida, y río es que el hombre ha vencido una vez más a la bestia.
Ahora me detengo en mis manos, tengo las uñas largas como garras y un bello abundante como el de un lobo, eso es lo que soy.
En cuatro patas aprecio la luz de la ventana que a lo alto me deja ver la luna, aúllo hasta aturdirme con mi propia voz y me desmayo volviendo al pozo oscuro y silencioso de donde provengo.

jueves, 25 de agosto de 2011

El encierro

Dicen que perdí la cordura, aunque en realidad desconozco el término, hablan de esquizofrenia, de múltiple personalidad, pero por todos los dioses que me asisten, sigo sin comprender.
Tan solo se que es el final, y lo sabia.
Ahora con las manos vacías, desnudo y mojado en un rincón, me asusto con la potente luz de los relámpagos, y aun cerrando los ojos con fuerza puedo ver las sombras en la pared de los demonios que me persiguen.
No lloro, pues desde niño mi padre me enseño que los hombres no lloran, aunque mis ojos se humedecen y cristales de dolor caen por mis mejillas.
No grito aunque lo intento, solo emito gemidos con los que mi alma se queja de mi desgracia, el suelo del rincón esta mojado y el frío que sube por mis pies y mi cola va calando mis huesos, tirito como un perro en la noche sin refugio, es que tan solo estoy…
He perdido el audio, solo escucho el cansado golpeteo de mi corazón, hasta puedo escuchar con la fuerza que recorre mis venas la sangre que me da la vida, corriendo in tempestuosa por las venas y arterias yendo a llenar huecos que han quedado vacíos desde que estoy aquí.
Estoy solo por que yo elegí el rumbo de mi destino, prisionero de mi pensamiento, encadenado a mis palabras, tan lejos de mis sueños, convertido en la sombra que detesta esta soledad.
Solo esa lamparilla que en el centro de la habitación intenta darme luz es la única testigo de las cosas que suceden aquí adentro.
Cuando encuentro la calma me quedo horas mirándola, ese filamento que arde incandescente me atrapa por horas, o al menos eso creo yo, es que aquí soy dueño del tiempo, es que todo el tiempo es mío desde los inicios y hacia el futuro.
Antes me reía de lo que los hombres llaman chaleco de fuerza, con los brazos cruzados por delante y hacia atrás intentan protegerme de lo imposible, pues en cada noche que paso aquí, escapo hacia el universo para encontrarme con los dioses.
Sin embargo les doy el gusto y cada tanto golpeo con furia mi cabeza contra los muros, hasta sangrar mi frente y caer desmayado en un pozo que no tiene fin.
Ellos no lo saben pero un taladro en mi interior va haciendo un agujero en esa pared que me llevara nuevamente a la libertad.

viernes, 19 de agosto de 2011

En el corazon

Y aquellos otros, los que visitaron mi corazón, nobles caballeros, dignas damas, con entrega sincera entrando como una quimera, abriéndose paso como Ángeles antes de que muera.
Fuego rojo que encendió mi alma que reinvento mi espíritu, dándole sentido al flujo continúo de mi sangre anárquica.
Llegaron a cada rincón de mi cansado corazón para llenarme de sueños en vendavales de actos y palabras.
Acariciaron mis heridas, curando mis sangrados delirios, cicatrizando los dolores, con vasos de vino, besos y flores.
Jamás conocieron la mezquindad, el egoísmo o la traición, de pie soportaron el momento en que me sentenciaban, los sistemas. Allí estuvieron cuando mi rebeldía se perdía en palabras quemadas por una hoguera.
Presenciaron a mi lado, sosteniéndome firme, como por la alcantarilla donde los corruptos roedores habitan, se tragaban mis papeles, mis versos y mi dicha.
Solo ellos se quedan, cuando la ignorancia del común, niegue mi existencia.
Solo ellos son legítimos herederos de mis sueños.
Por ellos escribiré en las paredes del infierno, ¡Gracias amigos, por haberme entregado su corazón, cuando todo ya parecía perdido!

jueves, 4 de agosto de 2011

Por que no ha dejado legado, ni historias, ni poesías, su nombre no tiene nombre, siendo un hombre de las esquinas.
No pudo ser recuerdo, ni memoria, mucho menos leyenda o mito.
Ha sido vasos de alcohol debajo de los faroles, naipes en tugurios y sombra de los arrabales.
Tan solo un largo sobretodo en la fría madrugada, un sombrero negro y debajo una rauda mirada.
Manos limpias y rápidas para empuñar un arma, por defensa pura de alcahuetes y de canas.
Herencia de los desposeídos, fueron el frío, la deshonra y la galleta quemada.
Ausente de las esperanzas, cuando los sueños le fueron prohibidos, desposeído de los futuros, por no ser parte de las tranzas.
Humilde entre los humildes, sin documento, sin números, ni guitarras, sin espacios donde derramar sus lagrimas.
Un hombre libre, una sombra en las noches, un vendaval de imposibles, rumbo al oscuridad de la desmemoria urbana.

martes, 2 de agosto de 2011

Olvidarte

Tan fácil será olvidarte.
Será como seguir tus huellas en la arena, puede ser en cualquier tarde de otoño, cuando al querer seguir tu rastro este se desvanezca en el mar.
Y aun así, pudiera querer seguir tu perfume, en el ancho mar.
Y aun así, pudiera seguir una estela, que me lleve al tormentoso mundo del dolor.
Perderé tu rastro como un navegante sin su estrella polar.
Sera tan fácil olvidarte como arrancarme la piel a jirones, será tan fácil como perder los sentidos vagando en el oscuro sabor del vino.
Olvidarte en cualquier sendero, cuando ya el sol pueda segar mis ojos y en mis retinas solo quede una sombra de lo que fue tu amor.
Olvidar el aire que respiro, olvidar que existe el cielo celeste, olvidar el vuelo del pájaro, que temeroso se esconde cuando se apaga la luz del sol.
Podré olvidar tu sabor en los labios de la rutina, mientras el vacío me hiera por que se va tras de ti.
Olvidarte en un torbellino del frío viento que envuelve a mi ciudad, recorriendo calles y bares solo preguntando si te han visto pasar.
Olvidarte, ¿como podría olvidarte?, si estas en todas partes.
Junto a una ventana que ve a la plaza, en el sillón del living, en la ropa por planchar.
En esa cama vacía, donde nos prometimos no ser igual que los demás.
Ya ves, te estoy olvidando cuando en un diario viejo, veo que en el mundo nada ha cambiado, y en la pagina siguiente otro hombre muere de frío y en soledad.
Olvidarte mujer…olvidarte… ¿como podría olvidarte?