Esa musa tiene nombre y apellido, cosas que no se me han revelado.
Esa musa es como la primavera, por que el tiempo no la detiene.
Sigue su camino como el viento del verano, besa una playa solitaria y corre presurosa a la montaña.
Mi musa baila en la calle del empedrado Barrio Sur Montevideano, baila y no se esconde en un teatro de Buenos Aires.
Mi musa tiene alas de ángel, morocha arrabalera, es tango y rock en los suburbios es candombe, murga y batucada.
Mi musa tiene los ojos de un gato de madrugada, desafiante mirada.
Cuerpo de guitarra, voz de bandoneón, poesía callejera, vuelo de gorrión.
Es una rosa con espinas que sangrando dejo mi corazón.
De su elixir he bebido, néctar dulce de pasión y con ella aprendí todo de la vida y el amor.
Mas mi musa es libre viento pampero, sin dueño ni señor elige ser cielo, y amante del sol.
Dejándome en el mundo de los mortales, solo, soñando con volver a escuchar su voz.
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